Crónica nocturna

Noche intensa (aunque breve) la de ayer. Para empezar, nos juntamos y resultó que eramos 6 chicas para un chico (Miguel, pobrecito) así que se convirtió por unanimidad general en nuestro amigo gay oficial. Lo de gritar "que soy gay" cuando el vendedor de rosas se empeñaba en que le comprara una, ayudó mucho.


Chupitos antes que nada.Y como todo hay que decirlo, Marina aguantó estóicamente 10 ó12 chupitos (sin faltar a la verdad, sólo fueron 8, se siente Merieni). Luego, Nikkana, donde Wacky hizo honor a aquello con lo que estuvimos machacándolo toda la noche (neuras que nos dan, tú aguántanos, que duran poco) y bailó las dos canciones más gays es las que se puede pensar: "I will survive" y la archifamosa "Y.M.C.A" (baile oficial incluido)





















Tuvimos también nuestro momento niños, jugando en la calle del Dr. Cogollo, en el parquecito infantil.




Pero sin lugar a dudas, lo mejor de la noche fue nuestro amigo el de "esfinger". Vendía cerveza (se supone, no lo vi vender, aunque sí beber) y no tenía otra cosa que conversar con nosotros (entre borracho y colocado). Por decir, nos comenta la noticia esa del chico que sufrió una cornada allí donde la espalda pierde su casto nombre... y nos suelta que lo empitonó por "to el esfinger": la carcajada, fue general. Y como no tenemos mala baba, alguien (alguna de las viborillas) le dice, con toda la cara que sí, que los egipcios ya hacian monumentos de "esfingers"... y el chaval, sin percatarse, "sí, que sabios eran".

Y a todo esto, Marina, no te perdono que fueras, pasito a pasito, como quien no quiere la cosa, alejándote del cervecín y me dejaras sola ante el "peligro". Mu mal, mu mal, poca solidaridad veo yo.


¡A repetir! Pero la próxima, nada de dormirse.